El arquitecto madrileño enamorado de su profesión adquirió el edificio en 1974 cuando el monasterio no disponía de ninguna protección jurídica ni urbanística.

Este viernes 18 de mayo ha fallecido tras una larga enfermedad y a la edad de 83 años el presidente de la fundación del Monasterio de Pelayos de la Presa. El Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde 1983, es uno de los pocos ejemplos que quedan, junto con el de San Lorenzo de El Escorial, El Paular y La Cabrera, de la arquitectura monacal en la Comunidad de Madrid y el único que, durante un largo período de tiempo fue señorío abacial del Cister

Este viernes 18 de mayo ha fallecido tras una larga enfermedad y a la edad de 83 años el presidente de la fundación del Monasterio de Pelayos de la Presa. El Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde 1983, es uno de los pocos ejemplos que quedan, junto con el de San Lorenzo de El Escorial, El Paular y La Cabrera, de la arquitectura monacal en la Comunidad de Madrid y el único que, durante un largo período de tiempo fue señorío abacial del Cister.

Así lo definía el prólogo del libro "Santa María de Valdeiglesias", de Mariano García Benito, un arquitecto madrileño enamorado de su profesión, que lo adquirió en 1974, cuando el monasterio no disponía de ninguna protección jurídica ni urbanística, porque un anuncio en un periódico le llamó la atención. El anuncio decía, más o menos: "Se venden ruinas de un monasterio".

El Monasterio era propiedad de Mariano García Benito desde hace más de treinta años. Hasta ese momento el monasterio siempre había estado abierto y se habían llevado piedras, detalles, la cabeza de San Benito, etcétera. A partir de la compra, lo cerró, lo ha conservado y en marzo de 2004, después de que el Ayuntamiento le ofreciera, comprárselo, D. Mariano lo regaló al pueblo de Pelayos en propiedad.

Herminio Cercas, alcalde de Pelayos de la Presa, siempre reconoció la labor de este filántropo que prefirió que esta construcción estuviera en el demanio público en vez de las manos privasdas. "Tenía una oferta de 250 millones de pesetas. Lo sé porque conozco a la persona que se la hizo. Posteriormente, Tasamadrid lo valoró en 500 millones. Cuando lo adquirió era todo una pura ruina, pero a pesar de todo cualquiera que lo ve queda impresionado.".- afirmaba Cercas. El hecho de que Benito fijara su residencia en la torre renacentista contribuyó decisivamente a la conservación y a su estado. actual.

El edificio en sí tiene unos 14.000 de construcción, de los cuales la mayor parte está en ruinas, y unos 80.000 metros cuadrados de terreno. García Benito realizó una labor ingente no sólo de consolidación de los restos que aún permanecían en pie, sino una restauración parcial, no sólo de la torre, en la que llegó a vivir, sino de alguna fachada y de la cerca.

Un buen día, el Sr. García Benito se presentó en el Ayuntamiento y comunicó su decisión de hacer donación del Monasterio al pueblo de Pelayos de la Presa. Hay que recordar que no estaba casado, no tenía hijos pero sí sobrinos y podría haber sacado una cantidad por la venta. A su familia se lo consultó y les pareció bien su actuación. En el mismo acto en que se formalizaba la donación se constituyó la fundación municipal Fundación Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias para, entre otras cosas, que a ningún alcalde le diera algún día, por venderlo. Se le nombró presidente vitalicio de la Fundación hasta el momento de su óbito. Durante la anterior legislatura del alcalde Herminio Cercas se planteó aunque quedó sobre la mesa un ambicioso proyecto de inversión privada para la construcción de un hotel de lujo de 25 habitaciones. Descanse en paz D. Mariano.

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